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Caracas Febrero 09, 2025 2:21 PM .- Un futuro incierto: las perspectivas de crecimiento a largo plazo para las economías en desarrollo son las más sombrías en décadas.

En un mundo marcado por la incertidumbre y la volatilidad, las economías en desarrollo, que impulsan el 60% del crecimiento global, se enfrentan a un futuro desafiante. Según el reciente informe del Banco Mundial "Perspectivas Económicas Mundiales", las perspectivas de crecimiento a largo plazo para estas economías son las más desalentadoras desde el inicio del siglo XXI.

A pesar de que se proyecta una estabilización de la economía mundial en los próximos dos años, con un crecimiento del 2.7% tanto en 2025 como en 2026, las economías en desarrollo se prevé que avancen a un ritmo más lento en comparación con las economías avanzadas. Este crecimiento, aunque estable en torno al 4%, se considera insuficiente para impulsar los avances necesarios en la reducción de la pobreza y el cumplimiento de objetivos de desarrollo más amplios.

El análisis del Banco Mundial revela que el crecimiento de las economías en desarrollo se ha desacelerado drásticamente en las últimas dos décadas. Tras un período de rápido crecimiento en la década de 2000, impulsado por la integración económica global, la crisis financiera mundial de 2008-2009 marcó un punto de inflexión. La inversión extranjera directa se redujo a la mitad, las restricciones comerciales se intensificaron y el crecimiento económico general se desplomó, pasando del 5.9% en la década de 2000 al 3.5% en la década de 2020.

Esta desaceleración ha tenido un impacto significativo en el ingreso per cápita de las economías en desarrollo, ampliando la brecha entre ricos y pobres. Desde 2014, las tasas de crecimiento del ingreso per cápita en estas economías han sido, en promedio, medio punto porcentual más bajas que en las economías ricas.

"Los próximos 25 años serán más difíciles para las economías en desarrollo que los últimos 25 años", advierte Indermit Gill, economista en jefe del Grupo Banco Mundial. "La mayoría de los factores que antes favorecieron su auge se han disipado. En su lugar, han surgido factores adversos desalentadores: elevadas cargas de la deuda, escaso crecimiento de la inversión y de la productividad, y aumento de los costos del cambio climático".

Ante este panorama, las economías en desarrollo necesitan un nuevo modelo estratégico que priorice las reformas internas para acelerar la inversión privada, profundizar las relaciones comerciales y promover un uso más eficiente del capital, el talento y la energía.

En la actualidad, las economías en desarrollo desempeñan un papel mucho más importante en la economía mundial que a principios de siglo, representando alrededor del 45% del PIB mundial, en comparación con el 25% en el año 2000. Su interdependencia también ha aumentado, con un 40% de sus exportaciones de bienes dirigidas a otras economías en desarrollo.

Sin embargo, el bienestar de las economías en desarrollo sigue estando fuertemente ligado al crecimiento de las tres grandes economías avanzadas: Estados Unidos, la zona del euro y Japón. Un incremento del 1% en el crecimiento del PIB de China, India y Brasil tiene un impacto menor en otras economías en desarrollo en comparación con un aumento similar en las tres grandes economías avanzadas.

"En un mundo determinado por la incertidumbre normativa y las tensiones comerciales, las economías en desarrollo necesitarán políticas audaces y de largo alcance para aprovechar las oportunidades sin explotar en el ámbito de la cooperación transfronteriza", afirma M. Ayhan Kose, economista en jefe adjunto del Banco Mundial. "Un buen punto de partida sería establecer asociaciones estratégicas para el comercio y la inversión con los mercados en rápida expansión de otras naciones en desarrollo".

El informe del Banco Mundial también destaca los riesgos que enfrentan las economías en desarrollo en los próximos años, incluyendo la incertidumbre política global, las tensiones comerciales, la inflación persistente y la posibilidad de que la economía mundial tenga un desempeño peor de lo esperado.

A pesar de estos desafíos, el informe sostiene que las economías en desarrollo tienen numerosas opciones para mejorar sus perspectivas de crecimiento. Con las políticas adecuadas, pueden transformar algunos desafíos en grandes oportunidades. Abordar las necesidades de infraestructura, acelerar la transición climática y mejorar el capital humano son algunas de las medidas que pueden mejorar las perspectivas de crecimiento y ayudar a alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo.

En última instancia, el futuro de las economías en desarrollo dependerá de su capacidad para adaptarse a un entorno global en constante cambio, implementar políticas innovadoras y fortalecer la cooperación internacional.

 

Fuente: www.bancomundial.org

 

Periodista: Departamento de Redacción actualidad360.com